A las puertas del verano, cuando llega el buen tiempo son muy comunes los días de sol y lluvias, esos días en los que en cuestión de minutos pasamos del sol a la lluvia y de la lluvia al sol. Los días de intenso calor vienen precedidos por cortas pero intensas lluvias tropicales.

Si estas acostumbrado a correr por las zonas verdes aisladas en la ciudad habrás comprobado el cambio que en pocos días produce este fenómeno en la vegetación. El primer problema que nos encontramos en los días posteriores a las pequeñas lluvias es que en poco tiempo la tierra se seca pero no por completo, así que confiados de que esta todo seco nos adentramos en el bosque para practicar nuestro deporte favorito y nos encontramos que algunas zonas aún están húmedas.

Si estas han sido pisadas o rodadas por alguna bicicleta lo mas normal es que le sea mas difícil secar la pequeña charca creada y tengamos que adentrarnos en el fango llevándonos algún que otro kilo de más en nuestras zapatillas que ara molesto nuestro entrenamiento.

Otro problema que nos encontramos es en las zonas donde el camino se estrecha y tan solo queda un pequeño paso para una persona acompañada por la vegetación. Como he dicho antes el bosque se transforma, la flores y sobre todo el césped crece, con ello la mayoría de plantas, la maleza que nos iremos encontrando a nuestro paso cortándonos el paso parcialmente, ramas, espinas y otras plantas nos dificultará y estrechará el paso.

No duelen, siempre y cuando no nos llevemos algún que otro arañazo si la maleza es espinosa, pero el atravesar las malezas, como si de una penitencia se tratara, nos irá golpeando las piernas como pequeños látigos, posiblemente haciendo perder la concentración o el ritmo. El problema posterior viene en forma de cosquillas o picor en las piernas que nos acompañará el resto del camino aunque hallamos dejado atrás la zona verde o el camino se haya ampliado.Tendremos la sensación que mosquitos o insectos nos rondan las piernas.