Estar en el dique seco es una de las peores partes del deporte. Para un deportista es una fustración no poder realizar lo que más le gusta, tener esas ganas de salir a correr, de subirse a la bici o ir al gimnasio a entrenarse y verse mermado por algún problema.

Considero que cuando uno está en el dique seco pude encontrarse en dos fases, o dos niveles como los llamaría yo. En el nivel 2 nos encontramos en una situación extrema. Es esa que tras una lesión o una operación, proveniente de una lesión tal vez, necesitamos reposo total o parcial. Debemos estar en cama o inmovilizados, ello no nos permite ni caminar por lo que hacer deporte. Es duro pero no queda más que resignarse y esperar el tiempo necesario para empezar la rehabilitación. Pensando en positivo y tomándolo con tranquilidad el nivel dos será superado con óptimos resultados y podremos entrar en la rehabilitación para estar en plenas condiciones.

En el nivel 1 es el menos problemático pero mentalmente el más duro. Es en aquel que podemos hacer vida diaria, caminar, e incluso dar alguna zancada. Pero al poco rato nos surge el dolor de una lesión. Este nivel podemos contemplarlo antes o después del nivel 2. Ya sea que salimos o entramos de una lesión.

Lo mas duro mentalmente es querer y no poder. Ves que puedes caminar que nada te molesta que puedes comenzara correr o dar unas vueltas en la bicicleta pero al cabo de un rato la moral se viene abajo en forma de molestias o incluso dolores.

Lo positivo de estos dos niveles es que siempre se llega al nivel 0, tras un descanso o rehabilitación nos podremos poner en marcha de nuevo y volver poco a poco al ritmo y nivel físico que teníamos antes. Siempre hay un final del túnel, aunque el túnel sea largo no hay que perder la esperanza porque sin darnos cuenta o cuando menos nos lo esperamos estamos de nuevo en marcha y a tope