Ya en los años 60, J.N: Morris y en el 68, Paffenbarger, desarrollaron la teoría del beneficio que aportaba el movimiento en las personas estudiando a los trabajadores sedentarios y los que no lo eran tanto, como podían ser los carteros que se movían repartiendo como los que estaban en oficina.

Observando diferentes trabajadores teorizaron sobre la longevidad y la mejoría de salud que conllevaba  una vida nómada y observaron como también la disminución de enfermedades estaban presentes en la vida de los trabajadores en constante movimiento en comparación con los que no desarrollaban tanto esfuerzo físico.

Correr, antiguamente, estaba visto como algo estrafalario, muchos de los que entrenaban eran agredidos con latas y otros objetos desde los coches. Actualmente se considera una actividad aceptada donde estamos acostumbrdos a ver corredores por cualquier parte, aunque aún la gente se sorprende con las vestimentas o sueltan algún que otro comentario.

Si recurrimos a leer cualquier articulo de una revista o de internet relacionado con el deporte popular (carreras, ciclismo,…) veremos temáticas muy parecidas: Adelgaza, ponte en forma, pierde esos quilos de más; y es que correr siempre ha ido relacionado con la mejoría física, con el bienestar de nuestro cuerpo. Y es que la grasa es la principal causa de los problemas, no solo la importancia estética de esos quilos de más que le da la mayoría de las personas, sino los problemas cardiovasculares que puede acarrear un mal estado de salud. Nuestro cuerpo necesita oxígeno y la sangre es la conductora hacia el corazón. La grasa se aloja en las paredes de las arterias y lo que el flujo sanguíneo generando los problemas cardiovasculares.
La salud es uno de los motivos más habituales que empujan a la gente a ponerse las zapatillas y salir a correr, pero hay más motivos como por ejemplo nuestra salud mental; parece que nos vayamos a volver locos, en el fondo tiene parte de lógica porque muchas veces sufrimos de estrés y correr nos permite desestresarnos y nos ayuda a liberar la mente. Si realizamos ejercicio, liberamos energía y nos hace sentir bien, nos relaja y nos permite pensar en nuestros problemas cuando corremos en solitario llegando a la posibilidad de encontrar una solución a dicho problema. La familia, la casa, el trabajo, el día a día, todo aquello que pueda preocuparnos y cansarnos psicológicamente.

También podemos realizar nuestro entrenamiento despejando nuestros pensamientos y evitando pensar en nuestros problemas, una forma para desconectar o pensar en otras cosas que nos permita liberar nuestra mente de esas cargas diarias que nos preocupan, relajándonos y liberando esa energía en este caso es negativa y generaremos un bienestar que nos permitirá mejorar nuestro estilo de vida. El estar bien física y mentalmente nos ayuda en nuestra vida cotidiana y nos motiva a salir haga el tiempo que haga.

Porque correr no tiene porque ser siempre un sacrificio, ya sea un sacrificio para perder peso, para estar mejor estéticamente o sentirnos mejor. Correr supone una distracción, un divertimento, compartir experiencias, ponerte tu propios retos e intentar conseguirlos, conocerte un poco mas, buscar tus límites, aprender a mejorar o a imponerte una rutina, un deber, desarrollar el espíritu de superación, ganar a tus amigos, aplicar lo que el deporte te pueda aportar en el trabajo o en la vida, obtener vivencias y experiencias en los entrenos o carreras, compartir tiempos, conocimientos, retos…

Todo se resume en divertirse, tanto si te esfuerzas al máximo como si no.